Otras realidades

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No hay pobreza, hay pobrezas y la peor es la pobreza simbólica. Si deseamos comprender a las personas precarizadas es necesario cambiar nuestra mirada sobre lo que creemos que es su vida, y dedicarnos realmente a escuchar y entender sus circunstancias, empatizar con ellas para luego después pensar de otra forma cómo podemos atender a este segmento.